lunes, 5 de septiembre de 2016

BREVE CRÓNICA XV AÑOS DE LUNAS LESBOFEMINISTAS


XV AÑOS DE LUNAS.
Crónica personal por entregas.
Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com
¿Qué es Lunas, Lesbianas Feministas?
PARTE I
Somos nomás cuatro gatas que desde hace 15 años nos mantenemos en un tejido de afecto, confianza, acompañamiento, pensamiento y acción lesbofeminista y, eso, en esta realidad patriarcal y misógina, significa vivir un mundo que construimos diferente para nosotras y para otras que están alrededor.
Todo comenzó… en 2001 cuando nos encontramos en un grupo heterogéneo convocado para lesbianas en México. Era un espacio muy diverso, pero muy pronto comenzaron a surgir los problemas que implica privilegiar la diversidad sobre la propuesta política. En ese tiempo a mí me costaba darme cuenta de ello, pero había una compleja trama de poder inserta en clasismo y racismo. Propusimos y creamos espacios de teatro, de estudio, una revistita lésbica, nos organizamos para marchas y de info callejera contra la discriminación. Lo curioso aquí era que las más jóvenes, de piel morena y precarizadas éramos las que trabajábamos mucho, las que hacíamos todo y hacia afuera se decía o se veía que ese espacio era de blancas profesionistas (el peso de ciertas palabras). En fin, algo importante de recordar es que sobre la lucha por la “diversidad sexual” están los intereses de clase y pasaron cosas como que la mujeres de piel blanca y ciertas posibilidades económicas quisieron dictar el contenido de la revista, comenzaron a hacer apoyo al gobierno de Fox y al neoliberalismo, se opusieron a toda iniciativa política que les pareciera “radical” como que las que tuvieramos hijes les lleváramos a las marchas (Ni ellas ni nosotras nos imaginábamos qué tan radicales llegaríamos a ser después), buscaron “apropiarse” del espacio y para ello magnificaron un conflicto económico con la creadora del espacio hasta expulsarla, registraron en derechos de autor el nombre del grupo y compraron dominios .com, etc. en Internet con ese mismo nombre. Luego, usaron esos sitios para hacer una encuesta: “¿Cuánto estarías dispuesta a pagar por pertenecer a un sitio lésbico VIP?”. ¡Vaya política diversa!
Fue muy bueno todo eso que pasó porque fue un gran aprendizaje sobre cómo política de la diversidad está inserta en las lógicas clasistas y racistas. Hicimos un pronunciamiento donde dijimos que esa no era nuestra chamba. Nos fuimos y creamos Lunas… Desde esa época, Carmen, Yan, Fedia, Miriam y yo, somos las que seguimos andando por aquí.
En esa época, Lunas tenía un apellido muy cursi. A alguien de la mesa se le ocurrió que hubiera un tributo a la diosa Cibeles, la madre tierra. Yo nunca he sido fan de lo griego, pero en fin, a las demás les agradó. Para 2003, habíamos cambiado. Ya éramos las Lunas… de Cibeles.
Eso fue muy útil cuando en 2004 tuvimos un programa de radio que convertimos en Lunas y Decibeles. Un programa de radio lésbico en una radio comunitaria y que hablaba en femenina. Un día habrá que escribir todos los enfados de otros personajes de la radio vivían por nuestra culpa.
De la época del radio Dianei también se quedó por aquí y luego Haza-
(12 años ya lleva lunereando)
En 2004 también fuimos parte de la organización del encuentro lésbico  feminista que hubo en México y vimos la utilización y el manejo que hacen tanto las que están en partidos políticos como las que los critican, pero sonríen para llevar financiamientos a sus ACs
Por esa época pasó que en Lunas hacíamos un ciclo de cine lésbico y Miriam no llegó con los boletos que le tocaba llevar para control de la entraba al cine. Cuando la contactamos explicó que no tenía dinero para el transporte. Eso fue un punto importante, porque ahí nos vimos preguntándonos qué hacer con el tema del dinero. Ya ahí habíamos visto las hipocresías de algunas ACs y también tantas horas que se les van cumpliendo con informes y compitiendo entre ellas por unos pesos. Tampoco íbamos a unirnos a la sección LGBT de un partido que nos invitaba a ello. Era preciso decidir qué hacer y fue ahí en donde decidimos que conseguiríamos trabajos que nos permitieran vivir y que en horas libres o los fines de semana o vacaciones haríamos el trabajo político lesbofeminista que nos era demasiado querido como para negociarlo o permitir que de fuera nos pusieran directrices. No teníamos tanta construcción teórica, pero sí instinto y sabíamos que el que paga manda y decidimos que nadie iba a decirnos cómo hacer feminismo ni cómo encontrarnos con otras. Después, encontramos textos sobre autonomía feminista y nos refrendamos en nuestra posición autónoma.
Desde entonces ha sido bien interesante para nosotras crear estrategias para poder llevar a cabo lo nuestro. Para talleres nos apropiamos de materiales de las escuelas u otros sitios donde trabajamos, buscamos dinámicas sin costos o ahorramos para transportes, hacemos actividades en nuestras casas, en parques o en espacios prestados.
Hay mujeres que cuando asisten a nuestros eventos se sienten incómodas o curiosas porqué organizamos algo y no lo hacemos en salones o en espacios más ad hoc. Es decir, en instituciones que tienen salas grandes y equipos de audio o por qué no conseguimos financiamiento para más "infraestructura", como nos han sugerido. Por ello, les recordamos siempre que si la institucionalidad y/o las formas esperadas fueran nuestra apuesta, no estaríamos construyendo desde el lesbofeminismo radical, sino estaríamos en espacios de tecnocracia de género.
También pasa que nos preguntan: “¿Por qué no cobran para financiarse entonces? (porque seguramente sin instalaciones de lujo la información, las dinámicas, el debate es menos válido o algo asì) ¿Es por qué ustedes tienen mucho dinero? ¿Quién paga las galletas?”
No cobramos porque eso significa para algunas una barrera más para acercarse al espacio. De por sí, muchas mujeres sabemos lo complejo que es crear el tiempo, la logística necesaria para quienes tiene hijes o familiares a cargo o trabajos demandantes para poder encontrarnos, y además pagar el metro-por ejemplo-, para poder llegar. No cobramos porque lo que hacemos no es un trabajo -no produce plusvalía-, porque esto no es un producto, porque no es un negocio. Para nosotras, el crear espacios de encuentro y reflexión feminista y lesbofeminista es una apuesta política, un proyecto de encuentro con otras, de apuesta a un futuro no patriarcal, no capitalista y por ello el inventar formas de ese acercarnos unas a otras, que traten de desafiar esas lógicas en que todo es vendible o todo es remunerable, es vital para nuestros sueños.
Por otro lado, siempre hemos buscado estar vinculadas a las luchas políticas que nos parecen justas nacionales e internacionales, a veces de forma individual, a veces colectiva. Para 2005, respondimos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN y fuimos ahí a sumarnos, pero también a reivindicar nuestra lucha lesbofeminista en donde se hablaba de otros mundos pero poco en femenina en esa época.
Públicamente se nos dijo: sí qué bonito, también “incluiremos” los “otros amores” (cosa linda lo de la inclusión y lo de ser lo otro, ¿no?)
Sin embargo, en lo cortito se nos llamó pequeñoburguesas. “Las mujeres de comunidades no sabe-hacen esas cosas” “Si aquí lo que importa es el pan de cada día, la subsistencia, cómo se atreven a hablar de cosas como el placer”.
Sin embargo, también, hubo alguna mujer de comunidad, como nos dijeron, que se acercó a nosotras y nos compartió un montón de historias de mujeres desobedientes a la heterosexualidad obligatoria en ese lugar.
Muchas cosas pasaron ahí…
Lo que decía el pronunciamiento se puede encontrar en este el link al texto y otro a una nota de CIMAC de aquellos tiempos…
… Por hoy, se queda aquí esta breve crónica de los primeros años de Lunas. Mañana una segunda parte…

1 comentario:

Yan dijo...

Kari, Kari, creo que sabes que si aquí seguimos es porque tu tosudez es mágica, contagiosa, invencible. Tus ganas de amar a otras mujeres también lo es, las amas a todas y pretendes -desde el lugar en que te colocan y te has colocado- beneficiarlas de una u otra forma. Pienso que lo que te molestó más con azules yo creo que fue, no lo gandalla que se vieron con el espacio -que hasta donde tengo entendido ya no existe- fue que las mujeres se alejaran y rompieran un proyecto que deseabas fuera grande y para darles amor y enseñarlas a amarse. ( si algún buga lee esto, no me refiero a promiscuidad sino a sororidad). Aquí estamos aún comentando la enorme admiración que te tenemos por seguir haciendo de Lunas un espacio de encuentro no solo entre mujeres sino un espacio de encuentro consigo mismas. ¿Cuántos talleres se habrán hecho ya en tu casa, en azoteas y patios para que las mujeres se reconozcan a sí mismas como merecedoras de su propio amor?. Eres genial y mujeres de otros países ya habrán tenido oportunidad de conocer la magia que posees, ¡que bueno!. Sin tí y tus apoyos Lunas quizá ya habría desaparecido, que bueno que no es así, ojalá que las nuevas y ojalá que a quienes le pasas discretamente la estafeta sepan que ésa -y no otra cosa- ha sido el motor de estos XV aniversarios de lunas: el amor, tu sabio cariñito que no reclama y que sin duda siempre siempre tiene una invitación abierta y libre para hacer a más gente parte de tus proyectos. Cada vez que me aparezco después de un rato de ausencia me encuentro gente nueva y vigorosa que lamentablemente ya no veo más después, pero tú sigues con tu linda sonrisa planeando, tejiendo, sembrando plantitas nuevas cada aniversario. Gracias Kari, por tu alma generosa. Gracias Lunas veteranas por seguir construyendo espacios de convivencia, gracias lunas nuevas por darse el chance, gracias lunas que no saben que son lunas, por quererse como mujeres en un mundo en que se enseña tanto a hacer menos lo femenino.